domingo, 24 de abril de 2011

PAPÁ NOEL CONTRA LOS INMIGRANTES

¿Alguien puede explicarme qué ha pasado para que el extremismo de derechas haya logrado en Finlandia el mayor auge de toda Europa? El país nórdico se había colocado en el mapa por ser la patria de Papá Noel, los teléfonos Nokia, la sauna y también por haber desarrollado un peculiar sistema educativo, supuestamente uno de los mejores del mundo.
Un país donde cinco millones de habitantes viven en paz y sin demasiados problemas. Un lugar con muy poca corrupción, según la valoración de Transparencia Internacional y con pocas diferencias sociales. Bien, pues ese supuesto paraíso ha dado un giro político histórico. Un partido de nombre significativo "Los Auténticos Finlandeses" ha arrasado en las urnas convirtiéndose en tercera fuerza política.
Su líder Timo Soini intenta tranquilizar a la opinión pública: "No somos ultras dice, ni siquiera de derechas", pero sus planteamientos dan escalofríos. Se consideran nacionalistas anti euro, anti inmigración y anti planes de rescate financieros a otros socios europeos. ¿Por qué tiene que pagar Finlandia por los errores que cometen los países mediterráneos?, parecen plantear, hasta tal punto que el salvamento de portugal podría peligrar si, como parece que ocurrirá, los nacionalistas fuerzan un pacto de gobierno.
¿Pero tiene Finlandia un exceso de inmigración? ¿Sufre el país las consecuencias del desplome económico? ¿Han visto los finlandeses deteriorado su nivel de vida? ¿Qué puede explicar el repentino apoyo al extremismo?
Son preguntas que ningún analista, al menos que yo haya leído, sabe bien responder. En primer lugar porque nadie había previsto que un partido que hasta ahora rozaba el 4% de apoyo popular haya subido hasta el 19%.
Da la impresión de que los auténticos finlandeses se han aprovechado del hartazgo de parte de la sociedad respecto a los políticos de siempre. También parece que los votantes han agradecido a Timo Soini que les hable con retórica directa, con el mismo lenguaje que se habla en la calle. Y lo más preocupante es que el mensaje duro contra la inmigración y contra todo lo que parece amenazar un idílico nivel de vida parece haber cuajado.
"Soini se atreve a afrontar el problema de los inmigrantes cuando los demás partidos lo esquivan porque les da miedo", dicen algunos votantes de la ultra derecha.
Declaraciones que antes habíamos oído en Suecia, donde los extremistas lograron el pasado año representación parlamentaria por primera vez y también en Holanda, el tolerante país donde los ultras son la tercera fuerza política.
Pero no sólo la Europa nórdica gira a la derecha. Mucho más al sur, al otro lado de los pirineos, Marine Le Pen ha logrado hacer despegar a su Frente Nacional de manera espectacular. Nicolás Sarkozy no pierde detalle y reacciona. La semana pasada prohibió salir a la calle con burka y con velo integral y este fin de semana ha cerrado la frontera ferroviaria con Italia durante unas horas para evitar, supuestamente, la entrada de inmigrantes norteafricanos.
¿Qué ha dicho Bruselas? Pues ha respaldado la medida argumentando que no supone una violación de Shengen y que no ha violado ningún principio de la Unión Europea.
Esta es la Europa en la que vivimos. Les dejo que tengo que ir a ganarme el pan.

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