miércoles, 25 de mayo de 2011

LA PRIMAVERA IBÉRICA Y MEDIÁTICA

Portada del diario francés Libération del pasado martes 24 de mayo
Toda la vida admirando la capacidad de movilización social al otro lado de los pirineos y ahora resulta que los españoles somos un ejemplo. L'Humanité se pregunta "¿Y si los jóvenes franceses toman el relevo?". Por su parte, el diario Républicain Lorraine comenta "Túnez, El Cairo, Madrid, el mismo combate. La globalización de la precariedad de los jóvenes empieza a tener una expresión política que, si se propagara en Francia, podría afectar a la carrera por las presidenciales". 
"Es la lección que la primavera árabe ha dado a Europa. Si se pueden cambiar las cosas en una dictadura, desde luego, debe ser posible cambiarlas también en democracia", observa Le Monde, y continúa: "Hay que escuchar las reivindicaciones de los indignados. Son sobre todo políticas y pueden encontrar un eco en otros países europeos".
Le Figaro pronostica: "Hay una nueva reivindicación que puede convertirse en una mancha de aceite en una Europa superendeudada y obsesionada con mantener el sistema de pensiones". 
Daniel Mermet, activista y periodista francés desembarca en la España post electoral para hacer su programa en directo para France Inter desde La Puerta del Sol.
En España, la prensa ya no está tan encandilada con los indignados. Han pasado las elecciones y ahora nos ocupamos, sobre todo, de la marea de gaviotas azules y la hecatombe socialista. 
"Esto es democracia y no lo de Sol" gritaron las juventudes del PP en la calle Génova tras la victoria, y , de pronto, las tiendas de plástico en el kilómetro cero con sus variopintos habitantes ya no centraban el debate. 
Ahora sólo hay una margarita que deshojar: congreso o primarias. Lo demás, en la política y la prensa española, es secundario. Los indignados, han sido desplazados ya un segundo plano.
La prensa anglosajona, también se dedica sobre todo a analizar las consecuencias de la debacle zapateril, aunque siempre relacionándola con la protesta de Sol: "Los españoles han sido pacientes durante años de crisis, pero han terminado por explotar una semana antes de las elecciones. Decenas de miles se han concentrado en las plazas de las principales ciudades", comenta The Guardian. 
Al analizar el resultado de las elecciones, The Economist se pregunta "¿Cuál ha sido el efecto de las concentraciones de los indignados en las urnas?" Y acto seguido destaca: "El porcentaje de voto nulo aumentó hasta el 4% convirtiéndose en una forma de expresión del descontento de la juventud.".
Frente a los análisis que sobre ellos se hacen, los indignados, los protagonistas,  votan en asamblea no participar en el programa 59 segundos. Algunos piensan que aún no es el momento, otros consideran que así evitan ser manipulados. 
Después de haber visto que la marea de indignación tiene un reflejo particular en las urnas, la España mediática va a dedicarse en cuerpo y alma a las próximas elecciones generales. Al fin y al cabo, las del domingo pasado han sido apenas un ensayo. 
Mientras tanto, de manera más discreta, la indignación seguirá su curso en asambleas de barrio y en otro tipo de foros. Porque se trata, en definitiva, de impulsar la participación ciudadana. Porque es importante la existencia de una masa crítica vigilante. Porque debajo de los adoquines de Sol seguirá habiendo cinco millones de parados. Que a nadie se le olvide.

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