jueves, 19 de mayo de 2011

SPAIN IS NOT SO DIFERENT...AT LAST


Los primeros en estallar fueron los jóvenes griegos. Corría diciembre de 2008, el diciembre más negro en décadas. Comenzaba la peor crisis de todos los tiempos y ellos lo vieron claro: su futuro no podía pintar peor. No quedaba otra que tomar la calle y desahogar la cólera contra la corrupción, las privatizaciones y la falta de expectativas. Mientras tanto aquí en España no pasaba nada.
Luego llegaron los franceses y la liaron como sólo ellos saben hacerlo. A los planes de ajuste, respondieron con jornadas de movilización. La amenaza de tener que trabajar pasados los sesenta levantó al país. Se hablaba de un nuevo mayo del 68. Mientras tanto aquí en España tampoco pasaba nada. 
Después, al otro lado del canal de La Mancha, los chavales quemaron Londres. La era laborista había terminado, llegaba Cameron con la tijera y los jóvenes salieron a protestar. El aumento de las tasas universitarias acabó con su paciencia y se lo dijeron a la cara al Gobierno conservador, frente a la sede de su partido. Mientras tanto, en España, se había producido el mayor recorte social de la democracia, pero seguía sin pasar nada.
Los ecos de la protesta se extendieron también a Italia, Portugal e Irlanda, pero en España, la huelga general no logró poner contra las cuerdas a un Gobierno "progresista".   
Cuando faltaban días para acabar 2010, un joven tunecino, Mohamed Bouzazi, se inmoló a lo bonzo en Túnez. El hecho, aparentemente aislado, desencadenó una oleada de protestas que rápido se transformó en la mayor ola revolucionaria del mundo árabe. Cayó Ben Alí y la furia llegó a Tahrir. La plaza cairota de la liberación se llevó por delante a Mubarak en tiempo record. Estalló Libia, Yemen, Bahrein, Siria...
En Islandia, el pueblo se levantó contra otra dictadura: la de los mercados. 
Y para entonces, España se había convertido en el laboratorio sociológico de la no revulución. Un país con cinco millones de almas desempleadas; con una tasa de paro juvenil doble de la europea; con una ley hipotecaria que hipoteca la vida del desahuciado y, sin embargo, un país donde nadie montaba barricadas.
¿Qué pasaba con los jóvenes españoles? ¿Qué ocurría con esa "generación perdida" que, según el Fondo Monetario Internacional, corría el riesgo de quedarse fuera del sistema? ¿Por qué no protestaban como el resto de europeos? ¿Por qué España era diferente?
Pasivos, acomodadados, anestesiados, ninis, niñatos, nihilistas, aburguesados. De todo se escuchó sobre ellos ¿Dónde estaba la fuerza que sólo da la juventud?
Y cuando menos se esperaba, la protesta llegó. Y pilló a políticos y a opinionólogos con el paso cambiado, sin capacidad de reacción. A sólo una semana de la consulta en las urnas.

No. El 15-M no se lo esperaba casi nadie. Y por eso nos ha dejado a todos descolocados.
Falta concreción, sí. Son demasiadas sensibilidades dispares, también. Habrá que ver si tiene algún efecto en las urnas, si el espíritu logra sobrevivir pasadas las elecciones. De momento hay muchas dudas, demasiadas.
Pero algo ha quedado claro. Respecto a la protesta social, España ya no es tan diferente al resto del planeta...por fin.

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