miércoles, 24 de agosto de 2011

TEATRO OFICIAL, POLÍTICA DE CALLE

Sí, ya sé que ahora debería estar escribiendo sobre Libia, pero mi frustración por no estar allí me lleva a tratar otras cuestiones.
Asuntos tan sorprendentes como la polémica que se desató a raíz de este famoso brindis, el que se marcaron dos concejales del PP de San Sebastián con el alcalde de la ciudad, de Bildu para más señas.
Entre pintxo y pintxo, los populares aseguran que echaron la regañina al edil por unas pancartas de presos, pero desde Génova fueron ellos los abroncados por semejante herejía.
Pero como es posible echar unos potes con el demonio!!!! A Cospedal le toca ponerse peineta y mantilla a casi cuarenta grados, Basagoiti se niega a dar la mano a quien considera "lo peor de lo peor" y ahora vienen estas ovejas descarriadas a tirar los esfuerzos por la borda. A filas les llamó González Pons y ellos  se disculparon en rueda de prensa. 

Desconozco si en el cuartel general del PP estaban de verdad escandalizados o tocaba, como casi siempre, disimular. Pero que el brindis haya provocado un problema es, además de absurdo, una muestra más de lo alejada que está la política de la calle, del teatro hipócrita y las grandes declaraciones vacías.
De esto mismo se dio cuenta una amiga novata en la materia. Se presentó como cabeza de lista por el PP en un ayuntamiento cercano a Pamplona y tuvo una experiencia que le rompió todos los esquemas. 
En pleno recuento de votos, durante las pasadas elecciones municipales, fue víctima del desprecio de los apoderados de UPN, hasta ahora la marca de los populares en Navarra. 
Sus malos modos acabaron haciéndola llorar y adivinen quién se acercó a consolarla....Pues sí, ellos, los candidatos de la izquierda abertzale, los de Bildu.
Otro caso sorprendente es el de un alcalde de Eusko Alkartasuna que, off the record, me reconoció estar a favor de la ley de partidos porque Batasuna (entonces así se llamaba la izquierda radical) era una "mafia" impresentable a la que había que aislar políticamente. Después me di cuenta de que no era ni mucho menos el único.
Conviene recordar que Eusko Alkartasuna forma ahora parte de Bildu. 
Pero sin duda la política que más me sorprendió fue Icíar Lamaráin, la única concejala del PP en Arrasate-Mondragón y una mujer singular.
Me alucinó la naturalidad con la que saludaba en plena plaza del ayuntamiento a los concejales de la por aquel entonces Batasuna. Te tomarías un café con ellos? le pregunté . Y entonces, ella me explicó lo que yo intento contar aquí. 
"Con los padres de muchos de ellos habré bailado en las fiestas. Seguro que los he visto crecer de niños. Seguro que mis amigas les han dado clase. Son gente de aquí de toda la vida y eso es algo que no se puede pasar por alto aunque nuestras siglas nos digan que somos enemigos".
Pues eso, que no hay como darse una vuelta por la calle para darse cuenta de que la política real está lejos de los despachos, aunque toque disculparse para que los jefes no monten el pollo. 
El show de los feos o el arte de lo posible.
Osasuna! para el brindis.

3 comentarios:

  1. No diré que la política es una fantochada, porque ni lo creo ni es verdad, pero la clase política que nos ha tocado en suerte es deplorable.
    Claro que, su permanencia en el poder, es responsabilidad exclusiva de la ciudadanía.
    Saludos cordiales desde BCN.

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  2. Pues sí. Es responsabilidad nuestra y parece que poco a poco vamos siendo conscientes de ello.
    Un saludo

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  3. Comentario de Izaskun Goñi

    Lo más notable en esta historia es la exageración gestual del PP para contentar a la gran mayoría de sus votantes, que no viven en Euskadi. Una cosa es el alejamiento de la política de la vida real, que es general y en muchos ámbitos de la gestión pública y otra cosa es lo que les cunde a los del PP el tema vasco fuera del país vasco.
    En cualquier caso, las anécdotas que cuentas pueden ser sorprendentes para el público alejado de nuestra realidad, pero no debemos dejarnos confundir por el impulso instintivo de mantener relaciones humanas con los que nos rodean (impulso que desgraciadamente no se impone generalmente a otras actitudes. La realidad es que el deteriorro en la convivencia y la gran brecha social entre ellos y el resto llegó muy lejos. Y precisamente el impulso instintivo humano de socializar y de no mantener las hostilidades es el que ha posibilitado la "marea Bildu". Y por eso gente que les quería aislar ha acabado apoyando la apuesta por la reconciliación (aunque no precisamente el alcalde de EA del que hablas). Esperemos que la presión social en este sentido se imponga para el final de este negro capítulo de nuestra historia. Musu bat. Izaskun Goñi.

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